El encéfalo es uno de los órganos más complejos de nuestro cuerpo y está formado por miles de millones de células: las neuronas y las células gliales. Estas últimas son más pequeñas y 10 veces más abundantes que las neuronas, las cuales se organizan en redes de comunicación que nos permiten hacer todo lo que hacemos, desde caminar hasta percibir estímulos de los sentidos como la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato; además de aprender, crear y tomar decisiones, tanto para realizar acciones cotidianas como relacionarnos socialmente (Kandel et al., 2013). Sin embargo, no todos los procesos biológicos que el cerebro controla ocurren de manera consciente, por ejemplo, funciones como la respiración, el ritmo cardiaco y la digestión se hacen de forma autónoma (sin que tengamos que pensarlo). También existen procesos que requieren regulación autónoma y consciente, tal es el caso de la “micción”, que es el proceso fisiológico mediante el cual almacenamos y expulsamos la orina que se produce en los riñones. La cantidad de orina que se produce al día depende de varios factores, entre ellos, la cantidad de agua que se ingiere, el agua que pierde el cuerpo por la sudoración, la edad, etc. Si hay mucha sudoración y poco consumo de agua, la frecuencia de micción disminuye, y viceversa.
Control nervioso de la micción
La micción requiere de dos órganos que trabajan coordinadamente: la vejiga urinaria y la uretra. La vejiga es como un globo que puede expandirse para almacenar la orina producida en los riñones, con la capacidad de contraerse cuando ésta debe ser expulsada. La uretra es como una llave de paso que permite, o no, la salida de orina. En la fase de expulsión de orina, la vejiga urinaria se contrae y la musculatura uretral se relaja, permitiendo así el paso del líquido al exterior.El control nervioso de la micción involucra tanto al sistema nervioso autónomo (que no lo controlamos de forma consciente) como al sistema nervioso somático (que sí podemos controlar de manera consciente). Las neuronas somáticas están ubicadas en la médula espinal sacra e inervan al esfínter externo de la uretra, el músculo que al contraerse cierra el lumen uretral, lo que evita la salida de orina. Las neuronas autonómicas se encargan de la inervación de la vejiga urinaria y la musculatura lisa de la uretra (Mukhopadhyay & Stowers, 2019). También participan neuronas sensoriales y varias regiones espinales y encefálicas (Figura 1) que nos permiten percibir el llenado de la vejiga y la necesidad de orinar, así como cerrar la uretra de manera voluntaria para mantener la continencia urinaria mientras que encontramos un inodoro o un cuarto de baño.
Diabetes
La micción puede alterarse por distintas causas y una de las más comunes es la diabetes mellitus (DM), una enfermedad de alta prevalencia en México y a nivel mundial, 12.6 millones y 573 millones, respectivamente, según datos obtenidos por la Federación Internacional de Diabetes y la revista mexicana de Salud Pública.La DM se caracteriza por mantener de manera crónica altos niveles de glucosa en sangre (más de 100 mg/dL en ayunas; Magliano et al., 2021; Martínez et al., 2024). Surge cuando el cuerpo no produce suficiente insulina (una hormona pancreática esencial para que la glucosa entre a las células de todo el cuerpo) o cuando las células no responden correctamente a esta hormona (resistencia a la insulina). Al no entrar a la célula, la glucosa se queda en la sangre, lo que incrementa su concentración. Existen tres tipos principales de DM: tipo 1, tipo 2 y gestacional. La DM tipo 1 afecta principalmente a los niños y adolescentes, se origina cuando el cuerpo no produce insulina, por lo que las personas con esta condición dependen de la insulina externa. La DM tipo 2 es más común en adultos, se caracteriza por la resistencia a la insulina, lo que significa que el cuerpo produce insulina, pero no la utiliza correctamente. Esta forma de diabetes está relacionada con factores como la obesidad, mala nutrición, sedentarismo y la genética. La DM gestacional se presenta durante el embarazo de algunas mujeres y se caracteriza por el aumento de los niveles de glucosa en sangre, sin que haya antecedentes de diabetes.
Uno de los síntomas más comunes de la DM es la frecuencia de expulsión de orina (poliuria). Otros son la sed y el hambre excesiva (polidipsia y polifagia), así como la pérdida involuntaria de peso. Estos síntomas son conocidos como las “4P” de la diabetes. Las personas con diabetes también pueden experimentar fatiga, visión borrosa, piel seca, hormigueo corporal y dolor o pérdida de sensibilidad en las extremidades. Estos últimos síntomas suelen ser indicativos de neuropatía diabética, un daño a los nervios que es causado por los altos niveles de glucosa en sangre, lo que también puede afectar varios sistemas del cuerpo, incluyendo el urinario.
Las altas concentraciones de glucosa dañan la estructura y función de la vejiga urinaria y uretra, así como su inervación (esto se conoce como cistopatía diabética). En las primeras etapas de la enfermedad, las personas presentan vejiga hiperactiva y orinan con frecuencia y con grandes volúmenes. Sin embargo, si la hiperglucemia no se controla medicamente, las personas no lograrán vaciar completamente la vejiga, lo que genera acumulación de orina residual y con el tiempo que la vejiga urinaria se agrande (hiperplasia), y desarrolle fibrosis, debido al aumento de colágeno y elastina (Bolgeo et al., 2020)
El agrandamiento vesical daña a fibras musculares y nerviosas (sensoriales y motoras), lo que produce hiposensibilidad (disminución de la sensación de necesidad de orinar) y vejiga hipoactiva (contracción no adecuada para vaciar la orina).
El tratamiento de la DM se enfoca en reducir los niveles de glucosa en sangre. Éste puede ser mediante el uso de métodos no farmacológicos, como el ejercicio físico y el hábito alimenticio, y/o con medicamentos hipoglicemiantes como metformina, glibenclamida, insulina, entre otros. Sin embargo, aún no se sabe de los efectos de estos tratamientos en el sistema nervioso de los pacientes, especialmente de los circuitos neuronales que controlan la micción. Además, se desconoce si estos medicamentos revierten el agrandamiento vesical y si mejoran la función del circuito nervioso.
En el Laboratorio de Neurofisiología del Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta estamos abordando estas preguntas en un modelo animal de DM, se trata de ratas a las que se les induce la DM mediante la inyección de estreptozotocina, un antibiótico que destruye selectivamente las células pancreáticas que producen la insulina. Hasta ahora hemos encontrado que las neuronas de los ganglios pélvicos mayores (ahí se encuentran las neuronas que inervan a la vejiga) de las ratas diabéticas aumentan de tamaño y que la densidad neuronal y el número de células gliales disminuye. Seguimos investigando para determinar si estos cambios pueden ser revertidos o atenuados con los tratamientos actuales o innovadores. Finalmente, debemos señalar que, aunque los mexicanos poseemos genes asociados al riesgo de DM tipo 2, no todo está perdido, no significa que inevitablemente tendremos DM. La genética no es un factor determinante si se realizan acciones como ejercitarse y alimentarse saludablemente: consumir menos azúcar refinada, bebidas altamente azucaradas (como las embotelladas), comida chatarra o ultra procesada; en cambio, se recomienda ingerir más frutas y verduras.
Detalles del autor
- Nombre(s):
Aarón Pérez-Gutiérrez/UATx
María Elena Hernández-Hernández/BUAP
Yolanda Cruz-Gómez/UATx
Referencias
● Bolgeo T, Maconi A, Bertolotti M, Roveta A, Betti M, Gatti D, Boccafoschi C. (2020). Physiopathology of the diabetic bladder. Archivio Italiano di Urologia e Andrologia, 92(4), 314–317. https://doi.org/10.4081/aiua.2020.4.314● Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM, Siegelbaum SA, Hudspeth AJ. (2013). Principles of Neural Science (5th ed., Sydor A, Lebowitz H, Eds.). McGraw-Hill.
● Magliano DJ, Boyko EJ, IDF Diabetes Atlas 10th Edition Scientific Committee. (2021). IDF Diabetes Atlas (10th ed.). Brussels: International Diabetes Federation. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK581934/
● Martínez R, Escamilla-Núñez R, Rojas-Martínez R, Escamilla-Núñez C, Castro-Porras L, Gómez-Velasco D, Romero-Martínez M, Hernández-Serrato I, López-Ridaura R, Díaz Á, Aguilar-Salinas C. (2024). Detection of prediabetes and diabetes. Salud Pública de México, 66, 518–527. https://doi.org/10.21149/15837
● Mukhopadhyay S, Stowers L. (2019). Choosing to urinate: Circuits and mechanisms underlying voluntary urination. Current Opinion in Neurobiology, 60, 129–134. https://doi.org/10.1016/j.conb.2019.11.004