La primavera ha llegado y con ella grandes cambios en la naturaleza: las flores se abren, las abejas zumban, los días se alargan y el sol aparece en el horizonte cada día más temprano. El canto de los pájaros llena las mañanas y Mika, mi perra, se encarga de que no me pierda ni un segundo de luz.
Cada mañana me levanto a las siete para estar a tiempo en mis actividades: trámites en el banco, clases en la universidad y esos desayunos que solo el amanecer ofrece, pero, ¿por qué Mika se une al sol en su salida y me despierta cada día más temprano? Afortunadamente descubrí que el estudio de los ritmos biológicos tiene la respuesta.
Así como las estaciones se repiten, el día y la noche también marcan un ritmo constante en el comportamiento diario de los organismos vivos. Este ciclo, conocido como ritmo circadiano, del latín circa diem, "alrededor del día", no es exclusivo de animales y lo describió, por primera vez, el científico francés Jean-Jacques d’Ortous de Mairan en 1729.
Jean-Jacques d’Ortous no tenía a Mika despertándolo por las mañanas, pero sí a Mimosa pudica, una planta también conocida como dormilona pues cierra sus hojas al tocarla y cuando se oculta el sol. Un día decidió encerrar a una de estas plantas en la oscuridad de un armario para saber si las hojas se seguían cerrando aun sin la presencia de la luz solar. Al abrir el armario en la noche, descubrió que las hojas se habían cerrado, esto lo llevó a concluir que debían poseer un reloj interno sincronizado con la luz.
¿Y qué tiene que ver todo esto con Mika? ¡Todo! Aunque ella no tiene compromisos, porque es una perrita, su reloj interno le indica cuándo despertar, lo que coincide con el amanecer. Nosotros también tenemos este reloj, sin embargo, la vida moderna, a veces, lo oculta, manteniéndonos activos hasta tarde y alejándonos del sol matutino. Este reloj nos despierta y también regula nuestra temperatura, defensas, digestión y sistema nervioso, por mencionar algunas de sus tareas.
Ahora te voy a contar a qué debes poner atención para identificar tus relojes internos.
Los efectos de la luz del día comienzan en el cerebro, donde se encuentra un "marcapasos biológico" activado por la luz; es el director de nuestra orquesta interna y, como tal, envía señales a todo el cuerpo para saber qué hacer a cada hora. Si duermes y despiertas a la misma hora, ya conoces este reloj. Si no, ¡puedes entrenarlo! Duerme a horas regulares y despierta con el sol, como Mika.En la digestión, este reloj prepara a los órganos de nuestro sistema digestivo para recibir alimentos mientras haya luz del día. Sin embargo, alimentar al reloj con comida es importantísimo, aunque podemos digerir comida de noche, el cuerpo se estresa al no estar preparado y necesita activarse rápidamente para digerir los alimentos fuera de horario. Mantener horarios regulares de alimentación es clave para entrenar este reloj.
En cuanto al sistema inmunológico, durante la noche es cuando nuestras defensas están más activas. Probablemente durante un resfriado has identificado este reloj, al sentirte con mayor malestar en la noche, así es, sentirte mal es signo de que tu cuerpo se está defendiendo. Además, dormir bien fortalece nuestras defensas y previene enfermedades.
Como todo buen ritmo, se puede perder, y esto es tan fácil como distraer al director de la orquesta. Exponernos a luz artificial durante la noche, por ejemplo, cuando nos desvelamos haciendo un trabajo o viendo la televisión, es la manera más fácil de confundir al marcapasos y, en consecuencia, a todo el cuerpo. Esta alteración provoca una sensación de malestar en el cuerpo hasta que recuperas tu rutina: además, puede tener consecuencias más graves. Por ejemplo, un estudio en Reino Unido demostró lo siguiente: las personas quienes cubren turnos nocturnos tenían un aumento del 10 % al 40 % en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
La alteración del reloj interno no ocurre únicamente por la luz artificial. ¿Alguna vez has experimentado ese extraño malestar después de un viaje largo en avión? Esa sensación de cansancio extremo, de no saber si es de día o de noche, de tener hambre a horas inusuales, ¡eso es el jet lag! Una desincronización de nuestro reloj circadiano por el cambio abrupto de la hora a la que sale el sol. El cuerpo se confunde y tarda en adaptarse a la nueva realidad.
Casi 300 años después de los descubrimientos de Jean-Jacques d’Ortous, a partir de la observación de plantas, Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young obtuvieron el premio Nobel de Fisiología o Medicina por descubrir los procesos que ocurren a nivel molecular relacionados con el reloj interno de animales, incluidos los humanos. En nuestro país existen diversos grupos que estudian el reloj circadiano, como el grupo de investigación del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM con el que colaboro.
El reloj circadiano nos enseña cuán conectados estamos con la naturaleza y cómo debemos procurar nuestro propio bienestar pues, aunque Mika es un excelente despertador, cuidar mi reloj interno me ayuda a prevenir riesgos de enfermedades y me hace sentir más despierta.
Te invito a ser consciente de tu propio reloj: mide tu temperatura, observa tus horarios de hambre y sueño. Recuerda que para mantener el ritmo interno de todo nuestro cuerpo debemos mantener rutinas como despertar en un horario establecido con el sol, comer a horas regulares, hacer ejercicio durante el día y apagar las luces antes de dormir. ¡Descubre cómo tu cuerpo sigue el ritmo del sol!
Detalles del autor
- Nombre(s):
Emely Maqueda-Martínez /UNAM
José Eduardo González Reyes /ADN
Referencias
● Chavez P. (2024, March 14). El tic tac de la vida, o los ritmos circadianos - Gaceta UNAM. Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/el-tic-tac-de-la-vida-o-los-ritmos-circadianos/● Duhne M. (n.d.). Los Premios Nobel 2017- Revista ¿Cómo ves? - Divulgación de la Ciencia, UNAM. Revista ¿Cómo Ves? https://www.comoves.unam.mx/numeros/rafagas/229
● Golombek DA, Rosenstein RE. (2010). Physiology of circadian entrainment. Physiological Reviews, 90(3). https://doi.org/10.1152/physrev.00009.2009
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● Sancar A, Van-Gelder RN. (2021). Clocks, cancer, and chronochemotherapy. Science. https://doi.org/10.1126/science.abb0738