Cuando pensamos en la reproducción masculina, solemos imaginar a los testículos e incluso a los espermatozoides, pero pocas veces pensamos en los nervios que hacen posible que todo funcione correctamente. Uno de esos nervios es el genitofemoral, una especie de “carretera de información” entre el sistema nervioso central y los órganos reproductivos para ayudarlos a efectuar su trabajo. Este nervio, aunque no recibe tanta atención como otros, juega un papel fundamental para mantener la temperatura adecuada en los testículos, la cual no es cualquier cosa: debe ser de 2 a 4°C menor a la del resto del cuerpo. El hecho de mantener esta diferencia de temperatura es clave para que los testículos puedan producir espermatozoides y andrógenos, como la testosterona.
El genitofemoral, un nervio casi olvidado
En el cuerpo masculino, distintos nervios controlan diferentes aspectos de la reproducción:● El nervio pélvico se encarga de la erección peneana.
● El nervio hipogástrico regula la emisión seminal, que es el viaje de los espermatozoides desde el epidídimo hasta la uretra, en su porción inicial, sitio donde también desembocan los conductos de las glándulas sexuales accesorias.
● El nervio pudendo es el responsable de la expulsión del semen, desde la porción inicial de la uretra hasta su salida por el orificio uretral. El semen contiene no solo espermatozoides, sino también las secreciones de las glándulas sexuales accesorias.
● El nervio genitofemoral controla el llamado reflejo cremastérico, el cual regula la posición de los testículos para mantenerlos a la temperatura ideal que permite su adecuado funcionamiento.
Cada uno de esos nervios cumple su función en los procesos reproductivos masculinos, aunque también regulan la micción como parte de un sistema perfectamente coordinado. El genitofemoral es un nervio que sale de la médula espinal lumbar y se sitúa de forma paralela a la aorta descendente, esa gran arteria que se encuentra en la línea media del cuerpo. Existen dos genitofemorales, el derecho y el izquierdo, cada uno al bifurcarse a nivel de la ingle emite dos ramas (genital y femoral). Ambas se introducen y se distribuyen extensamente en el músculo cremáster (Fig. 1).
El cremáster, una bolsa muscular termorreguladora
Imagina que hace frío y tus manos se enfrían. Automáticamente las acercas al calor para mantenerlas tibias. Algo similar sucede con los testículos, pero de manera automática. De modo que cuando la temperatura del ambiente disminuye, el nervio genitofemoral, activado desde la médula espinal, envía señales al músculo cremáster, que tiene forma de bolsa donde se alojan los testículos. Esta bolsa muscular, al contraerse, acerca los testículos al cuerpo, aprovechando su calor. Por el contrario, si hace calor, la bolsa muscular se relaja, permitiendo que los testículos cuelguen más lejos del cuerpo para mantenerlos frescos. Este mecanismo es conocido como reflejo cremastérico y funciona como un auténtico sistema de termorregulación testicular. Extrañamente, cuando se menciona este reflejo espinal, se considera que el efecto termorregulador solo es para el testículo, pero no es así. Esta termorregulación también es para el epidídimo.El epidídimo, lugar donde maduran los espermatozoides
La palabra epidídimo tiene raíces griegas y significa “sobre los gemelos”, haciendo referencia al par de testículos. Sobre cada testículo hay un epidídimo y aunque cada uno de estos órganos parece pequeño, es en realidad un tubo muy largo y bastante enrollado sobre sí mismo. Su interior está recubierto por diferentes tipos de células que ofrecen un ambiente especializado, favoreciendo que los espermatozoides experimenten cambios en su constitución y en su forma. Así, durante su estancia por el epidídimo, los espermatozoides maduran, esto significa que adquieren la capacidad de moverse y mantenerse vivos. De este modo, los espermatozoides móviles y viables son exitosos en su recorrido por la larga uretra masculina hasta que son expulsados durante la eyaculación.Queda claro que la calidad de los espermatozoides depende en gran medida del buen funcionamiento del conducto epididimario y que éste requiere del mantenimiento de la temperatura óptima, la cual a su vez depende de la actividad contráctil de la bolsa cremastérica controlada por el nervio genitofemoral (Fig. 2). Si el reflejo cremastérico falla, los testículos y los epidídimos perderán el mantenimiento óptimo de la temperatura, comprometiéndose así la producción y la maduración de los espermatozoides.
Pero el genitofemoral puede dañarse
Algunas actividades físicas pueden dañar el nervio genitofemoral, especialmente aquellas que requieren sobreesfuerzo muscular e implican movimientos repetitivos de flexión. El daño también puede ser causado por movimientos que demandan cambios bruscos de dirección como los que realizan los jugadores profesionales de fútbol soccer, rugby, hockey y tenis, provocando la pubalgia, que es la hernia de los deportistas.Cuando el nervio genitofemoral se daña:
● El músculo cremáster no puede hacer su trabajo correctamente.
● La temperatura testicular se mantiene un poco más de 1°C arriba de lo ideal.
● La calidad de los espermatozoides disminuye, afectando la fertilidad.
¿Qué nos dicen los estudios?
En una investigación con ratas macho se evaluaron los efectos de la lesión del nervio genitofemoral. Aunque los animales continuaron apareándose sin dificultad, al analizar su semen se encontró lo siguiente:● Mayor temperatura escrotal, hasta 1.3 °C por encima de lo normal.
● Menos cantidad de espermatozoides.
● Menor número de espermatozoides con movilidad.
● Menor número de espermatozoides vivos.
Estos resultados subrayan la importancia del nervio genitofemoral en la reproducción. Aunque no participa directamente en la producción de espermatozoides, sí influye de manera decisiva en su calidad. Así, los cuatro fantásticos, refiriéndonos al pélvico, hipogástrico, pudendo y genitofemoral, cumplen funciones esenciales que van desde la erección, emisión y eyaculación hasta la regulación de la temperatura testículo-epididimaria.
La lesión del nervio genitofemoral puede provocar la pérdida de la capacidad del músculo cremáster para ajustar la posición de los testículos y epidídimos en respuesta a los cambios de la temperatura ambiental. Si esto ocurre, disminuirá la calidad de los espermatozoides y, en consecuencia, se reducirá la fertilidad del individuo. Por lo tanto, es recomendable que los hombres presten atención a cualquier molestia en la zona inguinal y acudan a la revisión médica que les permita detectar y prevenir posibles alteraciones que puedan impactar en su capacidad reproductiva.
Detalles del autor
- Nombre(s):
Luis Angel Tuxpan Zacamo/UATx
Rosa Angélica Lucio/UATx
Referencias
● Robaire B, Hinton BT, Orgebin-Crist MC. (2006). The epididymis. En Knobil and Neill’s Physiology of Reproduction (pp. 1071–1148). Amsterdam: Elsevier Academic Press.● Setchell BP, Breed WG. (2006). Anatomy, vasculature and innervation of the male reproductive tract. En Knobil and Neill’s Physiology of Reproduction (pp. 771–825). Amsterdam: Elsevier Academic Press.
● Zempoalteca R, Martínez Gómez M, Hudson R, Cruz Y, Lucio RA. (2002). An anatomical and electrophysiological study of the genitofemoral nerve and some of its targets in the male rat. Journal of Anatomy, 201, 493–505.