Actualmente, es común escuchar sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015), diseñados para construir un futuro más justo y sostenible. El personal de salud, en particular, tiene un fuerte compromiso con los primeros cinco ODS:
● ODS 1: Fin de la Pobreza
● ODS 2: Hambre Cero
● ODS 3: Salud y Bienestar
● ODS 4: Educación de Calidad
● ODS 5: Equidad de Género
En este contexto, no es raro que nos encontremos dándole vueltas a la cabeza, buscando cómo encajar nuestras actividades académicas y profesionales con estos objetivos. ¿Cuántas veces hemos debatido en equipo para justificar por qué una Actividad Integradora o una Praxis Profesional se alinea con un objetivo específico de la Agenda 2030? Seguramente es una experiencia compartida por muchos.
Pero en esta ocasión nos damos la oportunidad de reflexionar con ustedes sobre otro objetivo en particular, me refiero al ODS-12: PRODUCCIÓN Y CONSUMO RESPONSABLE. Este ODS trata de impulsar acciones a favor de preservar el ambiente para generaciones futuras a través de cambios sustanciales en la forma de producir servicios, alimentos, productos o bienestar con el menor impacto a la naturaleza.
Pensemos ¿Se puede tener una producción y consumo responsable en nuestra comunidad? La respuesta es sí, se deben adoptar, recuperar y transmitir conductas enfocadas a un modelo más sostenible al momento de adquirir cualquier producto o servicio. No se trata de regresar a la edad de piedra, sino de tomar decisiones diarias con una visión de economía circular y local. Agrupaciones como Greenpeace recomienda las siguientes estrategias para lograrlo:
1. Para comprar alimentos: apoya a las personas productoras de tu ciudad o entorno rural más cercano.
2. Para comprar ropa, tecnología, otros bienes: compra nuevo solo lo estrictamente necesario.
3. Para comprar por internet: reduce tu consumo y elige pequeñas empresas en lugar de gigantes del consumo electrónico.
4. Para consumo general: ten presente al mundo rural.
5. Para usar energía limpia: cambia el chip y sé consciente de todas tus alternativas al contrato clásico de la luz.
6. Para generar menos residuos: compra todo lo que puedas a granel, en envases reutilizables, retornables, o que no sean de un solo uso.
7. Para desplazarte sin emisiones: camina o utiliza la bicicleta para dirigirte a todos los sitios que puedas.
En México, existen antecedentes de casos exitosos en la reducción de residuos. En 2018, en Xalapa, Veracruz, así como en los estados de Oaxaca y Michoacán, surgió la iniciativa: "Di no al vaso, sí al esquite". Promoviendo el consumo de este antojito tradicional en la propia hoja del elote en lugar de utilizar recipientes desechables. Un ejemplo memorable fue la feria de Zacatelco, Tlaxcala, en 2020, donde esta práctica ganó gran popularidad. Además, la implementación de la Ley de Residuos Sólidos impulsó la reducción del uso de bolsas de plástico. Esta iniciativa llevó a muchas personas a desempolvar las bolsas tradicionales de mercado o pedir prestadas las icónicas bolsas tejidas de las abuelitas. Incluso, esta tendencia revivió el uso de bolsas coloridas y dio paso a emprendimientos dedicados a fabricar y comercializar bolsas reutilizables de tela, yute u otros materiales resistentes. Por otro lado, la práctica de reusar y renovar ropa de segunda mano se ha consolidado, especialmente entre los jóvenes, quienes han abrazado con entusiasmo la filosofía ecofriendly. Este enfoque no solo reduce el desperdicio textil, sino que también fomenta un consumo más responsable y consciente.
En la Licenciatura en Nutrición, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, llevamos poco más de cuatro años en el intento de reducir el uso de desechables. En nuestros eventos académicos, sociales, recreativos apostamos por usar vasos y platos reutilizables, con buena respuesta de la comunidad universitaria (Fig 1).
También, un grupo de docentes con intereses similares hemos integrado fuerzas para diseñar un sistema alimentario sostenible que inició con la gestión e instalación de un invernadero asignado por la Oficina de Ecología de la Unidad de Servicios Educativos del Estado de Tlaxcala (USET) en el campus San Pablo del Monte para implementar estrategias en la obtención de alimentos de manera sustentable, es decir, poca movilización del alimento entre el productor y el consumidor. Dicho invernadero apoya a las unidades de aprendizaje de sostenibilidad, sistemas alimentarios y ecología. Además, se complementa con el manejo de los desechos orgánicos que se generan en el Laboratorio de Nutrición y que son vertidos en el compostero, por dos razones: para la producción de abono para el invernadero y para reducir los desechos municipales (Fig 2).
Después de dos años iniciado el proyecto se han cosechado lechugas, coles y jitomates cultivados en el invernadero con menor huella de carbono, es decir, de menor impacto ecológico. La huella de carbono puede medirse de acuerdo con la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se emiten en la producción, por efecto directo o indirecto de un producto, incluyendo el transporte, el uso de fertilizantes, herbicidas, empaquetado, envasado, uso de maquinaria agraria y otros factores que intervienen en la cadena de producción. ¡Los universitarios de la Licenciatura en Nutrición disfrutamos de ricas ensaladas preparadas con nuestras propias lechugas! (Fig 3).
Ahora, la pregunta sería: ¿Qué otras conductas se pueden adoptar de forma consciente o después de una reflexión que favorezcan una producción o consumo responsable? Nos gustaría, en un futuro, nos compartieras tu experiencia y poder hacer un anecdotario que lleve a sensibilizar a más jóvenes en esta responsabilidad con nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos y los hijos de los hijos de nuestros hijos.
Definitivamente hay muchos retos todavía; por ejemplo, hay amigos que consideran estas conductas parte de una moda que pasará o que nada puede detener el calentamiento global; que dejar de usar un vaso de unicel no reduce las toneladas de basura y contaminantes en el planeta; que es muy poco lo que se puede lograr contra el consumismo, etc. Nosotras lo vemos como un reto real. ¿Cómo medir el impacto que tiene nuestro granito de arena sobre el mejoramiento de la calidad del ambiente? Tal vez nunca podamos saberlo, pero imaginarnos con cada uno de los que nos lee, tomando un cafecito en una taza de talavera de San Pablo del Monte y charlando sobre este ODS 12, sí nos llena de gusto.
Detalles del autor
- Nombre(s):
Margarita Cervantes Rodríguez / UATx
Rosa María Tellez Tellez / UATx
Natyeli Muñoz Martínez / UATx
Referencias
● Organización de las Naciones Unidas. (2015). Objetivos de desarrollo sostenible. Naciones Unidas.● Greenpeace México. (2020). Producir sin dañar el planeta: ¿Qué es la economía verde?. https://bit.ly/3K5gKKX