Entre quienes hemos tenido perros
como mascota, es común
escuchar frases como “sólo le
hace falta hablar para ser humano”
y es que el vínculo afectivo
que generamos con ellos es
tan intenso que podemos saber
si necesita algo, si está triste o
contento, incluso si algo lo está
estresando.
El perro nos comunica
esta información a través de su
conducta, pero una característica
muy particular son sus vocalizaciones,
principalmente: ladridos,
gruñidos y chillidos. Cada uno de
ellos se asocia con estados emocionales
distintos, por ejemplo,
producen gruñidos en contextos
de agresividad, chillidos cuando
tienen miedo o dolor, y ladridos
en una gran cantidad de otros
estímulos, ya que es su principal
vocalización.
Diferentes grupos de investigación
han estudiado las características
de los ladridos y han
demostrado que es posible clasificarlos
(por su intensidad, duración
y frecuencia) y asociarlos
con situaciones particulares. Por
ejemplo, el ladrido no es el mismo
cuando un extraño se acerca
a la casa que cuando lo hace otro
perro o al pasar un gato cerca de
ellos.
Sin embargo, en los estudios
de etología (disciplina
científica que estudia el comportamiento
de los animales), la clasificación
de las vocalizaciones no
es una tarea fácil, el investigador
necesita horas de entrenamiento,
altos niveles de concentración,
atención constante a los estímulos
y mucha objetividad. Además,
es necesario hacer estudios
de confiabilidad para saber si su
clasificación es correcta, esto se
hace pidiendo a los individuos
que de forma separada analicen
las mismas vocalizaciones y después
se comparan sus respuestas
con ayuda de un programa estadístico
que indica cuánto acuerdo
hay entre ellos.
Gracias a la colaboración
entre áreas aparentemente tan
lejanas, como la inteligencia artificial
(IA) y la etología, es posible
generar herramientas que apoyen
a los investigadores en este
tipo de tareas. Así, en los últimos
años se han desarrollado sistemas
computacionales capaces
de clasificar las vocalizaciones
de los perros con gran precisión.
Los sistemas computacionales
son entrenados con ladridos de
perros (grabados en diferentes
contextos), y posteriormente
basta con cargar el archivo del
audio de un ladrido para que la
computadora determine
con éxito la
raza, edad y sexo del perro. Incluso
algunos sistemas pueden
inferir el estado emocional del
perro (triste, contento, enojado,
temeroso) y el contexto en que
fue grabado, ya sea positivo (durante
el juego con su dueño) o
negativo (al ser dejado solo en
casa).
Este tipo de sistemas permiten
generar aplicaciones que
nos ayudan a entender más a
nuestras mascotas y mejorar la
comunicación con ellos, imagínate
una aplicación para el celular
que “traduzca” las vocalizaciones
de tu perro y te avise si está triste,
necesita algo o si hay un intruso
acercándose a tu casa, ¿y qué
tal poder responderle con mensaje
de voz que se reproduzca a
través de una bocina colocada en
casa?
Para que esto sea realidad
es necesario el trabajo de
muchos científicos y de diseñadores
de interfaces. Una interfaz
es un dispositivo capaz de
raducir las señales (por ejemplo,
la voz humana dando una orden)
para comunicarnos con las
máquinas (teléfono celular), de
hecho, el “control por voz” es
un ejemplo exitoso de interfaz
ser humano-máquina.
Recientemente los avances
en el campo de las interfaces
ser humano-máquina se han
extendido para desarrollar interfaces
animal-máquina y mejorar
la comunicación con otros seres
vivos.
En el caso particular de
los perros, desde hace algunos
años varios etólogos, computólogos,
electrónicos y diseñadores
de interfaces estamos
trabajando en estos
prototipos de “GuautsApp”
para que puedas
comunicarte con tu mascota de
una forma parecida a la que utilizas
para comunicarte con tus
amigos por “WhatsApp”. Pero
no se trata sólo de que tu celular
reproduzca mensajes de voz
aleatoriamente cada vez que tu
perro ladra, ha sido necesario el
estudio cuidadoso de las vocalizaciones
y la conducta del perro
en general para determinar en
qué momentos el ladrido es más
agudo o grave, si es más fuerte o
suave, cuántos ladridos produce
en un minuto, etc. ya que estas
características del ladrido corresponden
a diferentes situaciones
y estados emocionales que el
perro comunica.
Apoyando a los héroes
Los perros no sólo son una gran compañía, debido a su gran olfato y capacidad de rastreo, también desempeñan duras e importantes labores como la búsqueda y rescate de personas, trabajando en pareja con un ser humano. En esta área, uno de los mayores retos para el binomio hombre-perro es la comunicación entre ellos, especialmente cuando el perro ingresa entre los escombros o en túneles estrechos donde el humano no lo puede acompañar. Además, las condiciones de la búsqueda generalmente son peligrosas, ya que se realizan en lugares oscuros, inestables, lluviosos, calientes, húmedos, etc.Por ello la comunicación con su guía es fundamental, tanto para comunicarle que ha encontrado “algo” como para hacerle saber su estado general, ya que en ocasiones la temperatura es tan elevada o el suelo tan inestable que la vida de los perros peligra.
Para apoyar en este campo, además de analizar las vocalizaciones de los perros de búsqueda y rescate, estamos identificando los cambios fisiológicos (en temperatura y frecuencia cardiaca), asociados al estado de estrés y bienestar en los perros. Colocamos en el cuerpo del perro un sensor de frecuencia cardiaca, como el que usan los deportistas, y los filmamos con una cámara termográfica para registrar los cambios en su temperatura y una videocámara para registrar su conducta y vocalizaciones, hacemos esto tanto en situaciones placenteras como en situaciones estresantes para el perro.
Con esta información desarrollamos modelos computacionales que integran las señales de audio (vocalizaciones), video (postura, movimiento de cola, orejas, hocico) y fisiología (frecuencia cardiaca, temperatura) para interpretar el comportamiento del perro, y generar información útil para la toma de decisiones por parte de los guías, mejorando la comunicación del binomio ser humano- perro, aún en las condiciones adversas de la búsqueda y rescate.
Así, el análisis de los cambios conductuales y fisiológicos del perro, con técnicas novedosas de procesamiento de señales e IA, abre un campo para el desarrollo de nuevas interfaces perro- máquina y ser humano-máquina que pueden ser usadas en el mejoramiento de los procesos de selección, entrenamiento y ejecución de las tareas de los perros de rescate, pero también para mejorar la comunicación con nuestro gran amigo: el perro doméstico...
Detalles del autor
- Nombre(s):
Verónica Reyes Meza
Humberto Pérez Espinosa
José Alfredo Zepeda Zempoaltecatl