Los humanos nos comunicamos unos con otros básicamente a través del lenguaje, ya sea oral o escrito, dentro del reino animal, en cambio, existen muchas otras formas de comunicación.

Desde 1970, Wilson definió la comunicación como “cualquier método mediante el cual un animal influye evidentemente sobre la conducta de otro en una manera adaptativa”. Esto implica que las conductas de comunicación llevan mensajes que incrementan las probabilidades de supervivencia o reproducción en el individuo emisor, en el que recibe el mensaje, o en ambos y existen diversas modalidades. Por ejemplo, mensajes visuales, acústicos o químicos.

En la comunicación química, el código común entre el emisor y el receptor son secreciones corporales que contienen moléculas llenas de olor, éstas viajan por el aire, son depositadas sobre objetos y son detectadas en forma de olor por individuos de la misma especie. Cuando un individuo recibe el mensaje oloroso, a través de su sistema olfatorio, tanto su conducta como su fisiología se modifican, originando repercusiones en el comportamiento social y las interacciones ecológicas entre los individuos.

Pero las moléculas llenas de olor no sólo viajan de esta forma (emitidas por glándulas corporales y transmitidas, de manera pasiva a través del aire, como es el caso de las feromonas mamarias). También, pueden transmitirse de manera activa a través de conductas como la micción o la defecación, muy comunes en los perros cuando los sacamos a pasear.

En el conejo doméstico existe una conducta muy particular para transmitir de manera activa sus moléculas llenas de olor que consiste en frotar repetidamente su barbilla sobre objetos presentes en el ambiente para depositar secreciones odoríferas producidas por la glándula submandibular. Esta conducta es el marcaje por frotamiento del mentón (conocida en la literatura científica como chinning).

El chinning es una conducta que se observa desde etapas tempranas en el desarrollo de los conejos, incluso cuando aún son amamantados por su madre, y cada uno de ellos lo hace con una frecuencia diferente, la cual es estable en el tiempo. En otras palabras, los conejos que desde pequeños muestran mayor frecuencia de marcaje serán muy marcadores a lo largo de su vida, y lo mismo ocurre en el caso de aquellos individuos que marcan poco. Pero ¿cómo surgen tales diferencias individuales en la conducta de marcaje? Para responder esta pregunta en el Laboratorio de Psicobiología del Desarrollo del Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta (CTBC), hemos investigado las posibles causas de tales diferencias en el periodo de desarrollo temprano, incluyendo la etapa pre y post natal de los conejos, y hemos encontrado que la posición intrauterina respecto al número de hermanos machos entre los que se desarrollan los conejos durante la gestación, modula las diferencias individuales en la frecuencia de marcaje en hembras, dando como resultado que las hembras que se desarrollaron entre dos machos marquen más en comparación con las hembras que se desarrollan entre un macho y una hembra, o entre dos hembras. Ello ocurre debido a que en el tercer tercio de la gestación los fetos masculinos comienzan a producir testosterona en los testículos, ésta tiene la capacidad de difundirse en el cuerno uterino atravesando los sacos amnióticos que envuelven a cada uno de los fetos, llegar a los fetos femeninos adyacentes y generar cambios en la estructura del cerebro, durante la fase de desarrollo que se conoce como periodo crítico.

Postnatalmente, ya en conejos adultos el chinning está modulado en ambos sexos por la cantidad de hormonas sexuales, estradiol en las hembras y testosterona en machos. Además, en hembras el estado reproductivo modula la frecuencia de marcaje, mientras que, en los machos la jerarquía social es el factor que promueve una mayor frecuencia de marcaje. Por lo tanto, se propone que la función biológica de la conducta de marcaje puede estar asociada a la reproducción. Sin embargo, aún faltan estudios en ambos sexos para saber con certeza cuál es la función biológica del marcaje del mentón, así como para saber si las diferencias estables en el tiempo en marcaje tienen un significado biológico, esto es, si los individuos más marcadores obtienen ventajas reproductivas en comparación con los individuos menos marcadores, pero ya éstas serán otras historias que contar.

Detalles del autor

  • Nombre(s): Yesenia Fernández

Yesenia Fernández

Es originaria del estado de Hidalgo. Actualmente es estudiante del doctorado en Ciencias Biológicas en el CTBC.

Su línea de investigación se enfoca en las diferencias individuales en fisiología y conducta asociadas al efecto de las interacciones entre hermanos utilizando como modelo al conejo doméstico (Oryctolagus cuniculus).