Los árboles en un bosque son el sostén de una gran biodiversidad, sus tejidos vivos o muertos son el alimento de muchos animales y microrganismos. A pesar de competir con otras plantas por la luz, agua y nutrientes también puede compartir parte de sus recursos a árboles jóvenes o enfermos y proporcionar sombra, agua y purifican el aíre para muchos otros organismos, incluidos los humanos.
Cada elemento de los árboles -como las superficies de las ramas, la corteza, la raíz y las hojas vivas y muertas- construyen refugios, lugares de descanso o de anidación, es decir, espacios vitales para muchos organismos. Las oquedades que se forman en árboles viejos o muertos en pie al agrietarse la madera de sus troncos, desprenderse la corteza o al perder sus ramas proporcionan a los animales lugares para vivir y almacenar alimento. Incluso sirven de reservorios de agua cuando las gotas de la lluvia resbalan por sus ramas y grietas del tronco. Convirtiéndose en un recurso vital en ambientes hostiles.
Las hojas muertas que caen al suelo de los bosques crean barreras o protección para semillas y plántulas, además crean hábitat para animales y microorganismos. Y el crecimiento de las raíces provoca la aireación del suelo y promueve la filtración del agua, ayudando a suelos a ser más fértiles.
Cuando el árbol se cae puede crear hábitats para numerosos microorganismos y si cae cerca de un arroyo podría crear presas o estanque para que las especies vivan.
Debido a la influencia que un árbol tiene sobre algunos organismos, los árboles son considerados Ingenieros de Ecosistemas, ya que, pueden modificar o crear hábitats, pero también pueden afectar los recursos de otros organismos.
A pesar de que la mayoría de las plantas tienen efectos similares, los árboles viejos o muertos en pie pueden ser un recurso clave en los bosques al modificar y crear hábitats por si mismos, al cambiar su estado físico y proporcionar alimento a diversos microorganismos que se alimentan de su madera muerta. También pueden ofrecer recursos a otras especies que se benefician de maderas blandas, estados de pudrición y requieren de mayor área en los troncos para crear espacios vitales.
Ejemplos son:
- La importancia que la madera muerta tiene para los organismos denominados saproxílicos, los cuales después las transforman en nutrientes para el suelo.
- Organismos que no son detectados a simple vista como las bacterias, líquenes, briófitas y otros microorganismos que también dependen de la madera muerta de un árbol.
- Las cavidades que se forman por descomposición o excavación.
- Los castores que transforman árboles vivos grandes en árboles muertos al corta los y usarlos para represar arroyos y crear estanques.
- Perchas para aves rapaces, algunos árboles viejos alcanzan grandes alturas y cuando empiezan a perder ramas y corteza sirven como sitios de avistamiento.
- Refugio para microrganismos como artrópodos y hongos que se pueden encontrar en los troncos más anchos y cortezas con surcos más pronunciados.
En las “redes de nido” se estudia la creación y uso de cavidades en los árboles y la interdependencia entre los grupos de aves.
En los bosques mexicanos habitan aves nidificadoras primarias como pájaros carpinteros, trogones y trepatroncos que pueden realizar su propia cavidad. Las aves nidificadoras secundarias lo conforman aves cantoras como saltaparedes, golondrinas, carboneros, azulejos, algunas reinitas e incluso gorriones mexicanos. Patos, loros, quetzal, aves rapaces como el cernícalo, búho enano, tecolote occidental, tecolote rítmico. Sin embargo, poco se sabe de otros grupos que también son nidificadores secundarios como algunos mamíferos (roedores, murciélagos, marsupiales) y reptiles (lagartijas, serpientes e incluso salamandras). Lo que, si se sabe, es que, la disponibilidad de cavidades “adecuadas” son un factor limitante para la fauna silvestre en todos los ecosistemas.
Sin duda, los árboles viejos y muertos son legados naturales y tienen una importancia biológica extraordinaria que nos obliga a su cuidado y mantenimiento. Es importante que los planes de manejo de los bosques mantengan árboles viejos y muertos en pie, junto con árboles jóvenes que con el paso de los años vayan reemplazando a los viejos que salen del sistema y de esa forma conservar la biodiversidad que depende de ellos y la vasta vida de vertebrados que usan cavidades.
Detalles del autor
- Nombre(s): Cecilia Cuatianquiz Lima