En el ámbito de la salud y las
ciencias biológicas, es común
utilizar animales para la investigación
y adquisición de
habilidades profesionales.
Estas prácticas impactan
positivamente en
el bienestar humano y la
calidad de vida. Sin embargo,
existen diversas preocupaciones
alrededor de nuestras
obligaciones morales con otros
animales que han motivado
cuestionamientos profundos en
diversos sectores sociales, entre
ellos la propia academia manifestada
a través del personal
docente, el de investigación y el
alumnado.
La consideración y respeto
hacia los animales ha sido
tema de reflexión en la antigua
Grecia, tradiciones religiosas
orientales y diversas cosmovisiones
como las mesoamericanas.
Mientras estas culturas
atribuían un carácter místico y
sagrado a los animales, doctrinas
occidentales, como el judeocristianismo,
dotaban al ser
humano con el dominio y derecho
para utilizar irrestrictamente
a los animales. Con el
avance científico, la similitud
entre especies animales y
humanas se hizo evidente, especialmente
con la teoría de la
evolución de Darwin.
Como seres humanos,
hemos compartido un
recorrido evolutivo con
otros animales, y el sistema
nervioso ha sido fundamental
en la adaptación de nosotros
y ellos. La investigación en
animales ha sido crucial para
comprender nuestra propia especie.
El pensamiento filosófico
y las construcciones sociales
también han moldeado la interacciones
del animal humano
con otros animales.
A partir de la Ilustración,
diferentes corrientes filosóficas,
cimentadas en las similitudes
o diferencias entre nosotros
y ellos, han debatido sobre
las consideraciones morales hacia
los animales. La educación
y la continua interacción con
animales de compañía, principalmente
perros y gatos, impulsó
los movimientos en defensa
de los animales alrededor de
la década de 1960. El bienestar
animal emergió de las ciencias
naturales como el eje (neura)
biológico orientador de un trato
ético hacia otras especies.
La ética animal reconoce
el bienestar como el punto
de partida para establecer las
obligaciones éticas que tenemos
con otros animales, dadas
las circunstancias que
nos dotan de humanidad.
El utilitarismo, orientado a
maximizar el placer y reducir el
sufrimiento; el deontologismo,
comprometido en reconocer
que hay derechos de los animales
que deben protegerse; y
el contractualismo, subyacente
a los pactos sociales que establecemos
como mecanismo
para respetar otras especies
animales, son principios filosóficos
utilizados como marcos de
referencia en la elaboración de
instrumentos normativos contemporáneos.
Las 3 erres (3R’s)
de la investigación animal, la
Declaración de los Derechos de
los Animales de la UNESCO, y
las leyes en materia de bienestar
animal ilustran, respectivamente,
normativas basadas
en los tres principios
anteriores.
Nuestras interacciones
con los animales
han sido variadas a lo largo del
tiempo. Del tránsito evolutivo,
a la caza y aprovechamiento de
recursos animales , hasta prácticas
ganaderas, terapias, simbolismos
y arte, hemos estado
y continuaremos interactuando
con otros animales. La similitud
biológica entre nosotros y ellos
se ha reconocido muy recientemente,
y nuestras obligaciones
éticas hacia ellos han evolucionado
junto con nuestra
cultura. Aunque existen
preocupaciones legítimas
sobre el trato y bienestar
animal, se han desarrollado
enfoques éticos y normativos
para regular una variedad de
interacciones, entre ellas la
educación en ciencias biológicas
y en ciencias de la
salud.
Detalles del autor
- Nombre(s): Francisco Castelán
Aqui puede ir algo extra
alguna descripcion pequeña