El estrés es una tensión física o emocional que todos experimentamos en nuestra vida. Lo podemos sentir cuando nos encontramos en peligro por amenazas reales o percibidas definida como diestrés, éste puede sentirse de forma rápida y repentina por ejemplo, cuando estamos en presencia de un peligro inmediato. En este caso se activa una respuesta rápida que prepara al cuerpo para luchar o emprender la huida, cuando el peligro inmediato ha pasado dejamos de sentirnos estresados, a esta forma de estrés la llamamos estrés agudo. También podemos sentir estrés de forma prolongada y sostenida, en este caso la respuesta de lucha o huida no desaparece y siempre estamos en un estado de alerta, a esto lo llamamos estrés crónico.
La respuesta ante el estímulo del estrés comienza en nuestro cerebro con la activación del eje hipotálamo, el cual sintetiza y libera una hormona llamada corticotropina (CRH), además de estimular la glándula que regula las hormonas de nuestro cuerpo, la pituitaria anterior que, al estar bajo esta situación, estimula la síntesis y liberación de la hormona adrenocorticotropina (ACTH). Finalmente, la glándula adrenal sintetiza cortisol y adrenalina, conocidas como las hormonas del estrés. Aunque éstas tienen efectos positivos en el cuerpo en niveles basales, si son elevadas desencadenan una serie de eventos en el cuerpo para preserva la vida que podemos englobar en tres puntos:
1.
Aumentan el latido del corazón para proveer de oxígeno y nutrimentos a los músculos,
2.
Provocan que los vasos sanguíneos disminuyan su diámetro (vasoconstricción), es decir, si hay alguna herida se pierde menor cantidad de sangre, y
3.
Hacen que el hígado produzca mayor energía (glucosa) para que el músculo no se quede sin energía, mientras está luchando o corriendo para huir. Por último, un exceso de hormonas del estrés provoca que se apague el eje del estrés evitando que el hipotálamo secrete CRH y la pituitaria ACTH (figura 1).
Durante el estrés crónico estos efectos de lucha o huida se activan más veces y por tiempo más largo. Nuestra vida diaria está llena de eventos estresantes que nos hacen sentir estrés crónico, por ejemplo, la inseguridad, la violencia social y familiar, el racismo, la discriminación, divorcio, trabajo excesivo, etc. Estos factores estresantes no podemos cambiarlos
fácilmente porque no
dependen en su totalidad de
nosotros.
El estrés crónico nos
predispone a padecer enfermedades
cardiacas, de hipertensión,
obesidad y diabetes.
Recientemente, los investigadores
se han dado a la tarea de
buscar la asociación del estrés
crónico con enfermedades del
riñón, órgano que cumple con
la función principal de filtrar la
sangre del cuerpo para eliminar
desechos como la urea y
la creatinina. También controla
los niveles de agua y los iones
en el cuerpo como el sodio, el
cloro y potasio para evitar
que el organismo se deshidrate
y mantiene estable el pH del
cuerpo. Los riñones funcionan
porque están formados aproximadamente
de 800,000 a 1
millón de nefronas, las cuales
conforman el tejido funcional
del riñón y que se encargan
de eliminar las sustancias que
ya no utilizamos en el cuerpo.
Cada nefrona está formada
por un corpúsculo y un túbulo
(figura 2). El corpúsculo renal
es el tejido especializado para
filtrar la sangre, como un tamizador,
éste filtra todo en la
circulación sanguínea excepto
las células sanguíneas (eritrocitos).
El túbulo es un tejido
que selecciona lo que aún sirve
de este filtrado y lo regresa
a la circulación en el cuerpo,
pero también selecciona lo
que no sirve y lo elimina por la
orina, por ejemplo, exceso de
agua, sal, fármacos que ya se
usaron o toxinas (urea, ácido
úrico y creatinina).
Cuando los corpúsculos
y los túbulos se dañan, el
riñón va perdiendo la capacidad
de realizar el filtrado de la
sangre y de seleccionar lo que
aún sirve de lo que no. El daño
a largo plazo puede provocar
enfermedad renal crónica. Entonces,
la gran pregunta es:
¿Cómo el estrés crónico
daña los riñones?
comprende tres fases
principales: En la primera sentimos
estrés crónico que no
resolvemos; segunda, el estrés
crónico hace que nuestros riñones
se inflamen y aparezcan
sustancias que favorecen
la fibrosis, esto significa
que en nuestros riñones
acumulamos sustancias
inflamatorias
y fibróticas, algunas
son:
interleucina 1, interleucina 6 y factor de necrosis tumoral alfa, factor de crecimiento transformante beta; tercera, estas sustancias hacen que los túbulos y corpúsculos se dañen, así se desarrolla fibrosis.
Cuando se desarrolla fibrosis entre los túbulos de la nefrona (fibrosis tubulointersticial), vista al microscopio parece que observamos ríos de color azul (figura 3). Así se ven nuestros riñones dañados y pronto pierden su función. Por lo anterior es importante recalcar que el estrés crónico puede ser considerado un factor de riesgo para padecer enfermedad renal crónica.
Para prevenir el daño renal, debido al estrés, debemos identificar cuando nos sentimos estresados y buscar alguna solución. Algunos síntomas nos indican que nos encontramos en ese estado: dolor de cabeza, dormir mucho o poco, tensión muscular, irritabilidad, dificultad para concentrarse, fatiga, cambio de hábitos alimenticios, problemas gastrointestinales, ansiedad y resfriados frecuentes. Si nos sentimos estresados, debemos buscar alguna manera de manejarlo para evitar que afecte nuestra salud. Algunas recomendaciones para controlar el estrés son:
1.
Identificar los estresores que pueden ser eliminados y plantear un plan para integrar nuevas actividades.
2.
Descansar lo suficiente para recuperarse de la fatiga y mantener buen nivel de energía.
3.
Planear un horario semanal donde se incluya actividad física.
4.
Desarrollar actividades pequeñas fuera de la rutina diaria (limpiar la casa, realizar jardinería, pasear con mascotas, etc.)
5.
Alimentación saludable: los malos hábitos alimenticios son comunes en el estrés. Mantener una buena alimentación (incluir frutas, vegetales y granos integrales) previene enfermedades que pueden incrementar nuestro estrés.
6.
Buscar apoyo: si sentimos que no podemos manejar el estrés, es importante buscar redes de apoyo para que nos provean de asistencia para manejar el estrés.
En conclusión, es necesario saber que el estrés crónico daña nuestro cuerpo y que existen factores estresantes que no podremos cambiar de forma inmediata, por lo que es importante buscar formas para manejar el estrés crónico y así prevenir el desarrollo de enfermedades.
Detalles del autor
- Nombre(s):
Eliut Pérez Sánchez
Leticia Nicolás Toledo
Doctorado en Ciencias Biológicas, Universidad Autónoma de Tlaxcala
Centro Tlaxcala Biología de la Conducta, Universidad Autónoma de Tlaxcala