Parecería una adivinanza, ya que a simple vista se asemeja a una planta o un hongo, y así como tú, los especialistas pensaron lo mismo. Incluso los investigadores que trabajaban con hongos, hasta el siglo XX, los incluyeron dentro de ese grupo debido a la similitud de sus estructuras reproductoras. Así es como surgió su nombre, “mixomicetos” (hongos mucilaginosos plasmodiales).

Sin embargo, años más tarde, la minuciosa observación de su peculiar “transformación” durante su ciclo de vida reveló que eran algo más. En la actualidad, los resultados de investigaciones realizadas por los especialistas han demostrado de manera contundente que los mixomicetos pertenecen al supergrupo Amoebozoa, debido a su similitud morfológica y relaciones de parentesco con otros organismos ameboides.

A diferencia de las amebas de importancia clínica, las “mixamebas” (fases unicelulares de estos organismos) no son perjudiciales para la salud. Éstas se alimentan de bacterias, esporas de hongos y levaduras presentes en los restos vegetales en descomposición. Posteriormente, cuando las mixamebas se multiplican, dan origen a un microorganismo que sigue alimentándose y creciendo hasta formar una masa gelatinosa en forma de abanico, llamada plasmodio. Este plasmodio, a menudo colorido y que a veces podemos ver a simple vista, se desplaza dejando rastros en forma de caminos por donde pasa.

Llegado el momento, cuando cambian las condiciones de humedad, alimento o temperatura, los plasmodios pueden formar estructuras de resistencia similares a costras, denominadas esclerocios, o dar paso a la formación de estructuras reproductoras con una sorprendente variedad de formas (copas, esferas, esponjas, etc.), tamaños que van desde la décima parte de un milímetro hasta varios centímetros de extensión, y colores que varían desde los blancos puros hasta los pardos oscuros, pasando por los amarillos, anaranjados, rojizos, rosados e inclusive verdes, azules y violetas metálicos.


¿En dónde crecen los mixomicetos?

Estas estructuras se pueden encontrar sobre las cortezas de los árboles vivos o las lianas que se desarrollan sobre ellos, entre el mantillo del suelo o la hojarasca de los bosques, sobre el musgo que cubre los troncos caídos, sobre las plantas herbáceas e inflorescencias vivas o muertas de diversas especies vegetales, sobre los restos de plantas suculentas como cactus y magueyes e incluso ¡sobre el estiércol de animales herbívoros como vacas, conejos, venados, elefantes y muchos más! Están presentes en múltiples ecosistemas, tanto naturales como artificiales, desde los desiertos más secos del planeta, las selvas tropicales más lluviosas o los bosques de las montañas más elevadas, hasta los camellones y jardineras de parques urbanos, cementerios o macetones que adornan nuestros hogares.

¿Por qué son importantes?

A pesar de ser organismos poco conocidos, los mixomicetos o “blobs”, como se les llama en algunos países, han sido utilizados en el campo de la innovación tecnológica como potenciales productores de biodiesel o compuestos bioactivos con propiedades antimicrobianas y anticancerígenas, como auxiliares en los procesos de biorremediación de suelos, y como elementos útiles en la construcción de robots y el diseño eficiente de sistemas de comunicación vial.

En el sector educativo, los mixomicetos se han utilizado en diferentes niveles para la enseñanza de temas relacionados con áreas de biología y ecología. En países como Japón, Brasil y Costa Rica, se han incluido en actividades de divulgación científica y educación ambiental; en Francia se han conformado grupos de aficionados que realizan excursiones para recolectar sus estructuras reproductoras, buscando siempre las especies más raras o las colecciones más bellas, tal y como sucede en otros países en donde grupos de aficionados que buscan y recolectan hongos.

Aquí no acaba todo, ya que los mixomicetos también han sido considerados elementos estéticos en exhibiciones de fotografía artística, pintura y dibujo. Son temas centrales en museos interactivos, documentales y cortometrajes, y protagonistas en películas de cine como The Blob de 1958. Además se destacan en poemas, cuentos y cómics como “The myxomycete”, “The adventures of Mike the Mixo”, “Myxoman and Amoeboy” y “Las aventuras de Trica un mixomicete”.

México no ha estado ausente de la pasión que causa conocer a este maravilloso grupo de organismos y es, hasta ahora, el único país del mundo donde se tiene documentada la comestibilidad de dos especies, la coloquialmente llamada “caca de luna” (Reticularia lycoperdon) y el denominado “hongo de palo” (Fuligo septica), que son consumidos por diversos grupos étnicos como los nahuas y los purépechas. Con más de ciento sesenta y cinco especies, Tlaxcala es el estado mexicano con mayor número de especies conocidas, a pesar de ser la entidad más pequeña del país y una de las menos diversas en cuanto a sus tipos de vegetación. Todo el conocimiento sobre los mixomicetos tlaxcaltecas se ha divulgado a través de talleres como “Los Tesoros de La Malinche”, en los que estos organismos suelen ser uno de los grupos más atractivos y curiosos para la sociedad.

Después de esta presentación: ¿qué impresión te han dejado los mixomicetos?, ¿los conocías?

Recuerda que para proteger la biodiversidad es fundamental conocerla. Desde los organismos perceptibles a simple vista hasta aquellos que no podemos ver fácilmente, contribuyen con sus funciones a mantener el equilibrio de este lugar, nuestro planeta Tierra. Los mixomicetos no son la excepción y su ausencia podría desencadenar situaciones catastróficas en los ecosistemas. Por ejemplo, su ausencia podría provocar el crecimiento exponencial de poblaciones microbianas que podrían afectar la salud de las plantas y animales en dichos ecosistemas.

Figura 1.¿Sabe usted qué tipo de organismo se ilustra en la siguiente imagen?

Detalles del autor

  • Nombre(s):
    Berlia Beneric Salazar Hernándeza, a,b

    Fabian Rojas Guerreroa, a,c

    Arturo Estrada Torresa, a

    a Estación Científica La Malinche. CTBC. UATx
    b Doctorado en Ciencias Biológicas. CTBC. UATx
    c Maestría en Ciencias Biológicas. CTBC. UATx


Referencias
Keller y cols. 2010. Importance of myxomycetes in biological research and teaching. Papers in Plant Pathology, 366: 13-27.

Lado y Rojas 2022. Myxomycetes. Biology, Systematics, Biogeography and Ecology. In Academic Press.

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Rodríguez Palma y cols. 2017. The edibility of Reticularia lycoperdon (Myxomycetes) in Central Mexico, Journal of Food Science & Nutrition, 3: 1-5.

Wegener Parfrey y cols. 2011. Estimating the timing of early eukariotic diversification with multigene molecular clocks. PNAS, 33: 13624-13629.