Cuando me invitaron a participar en esta edición, me emocioné al saber que podría dejar plasmada mi experiencia, pero al conocer que era poco el espacio tuve que prescindir de contar las mil y una anécdotas que viví durante mis estudios de maestría y doctorado. Así que decidí solamente agradecer a quienes me formaron.
Dicen que el alumno termina pareciéndose a sus jefes y espero que sí. De ellos y ellas aprendí a trabajar en equipo y, a realizar todo por mí misma, para llevarme el conocimiento sobre todos los pasos y procedimientos que se involucran en mi proyecto de investigación. Aprendí que es bueno hacer los experimentos en tiempo y forma, sin embargo, es más importante saber por qué se hacen y en qué se fundamentan. Aprendí a ser resiliente, creativa y perseverante en aquellas acaloradas discusiones, en los seminarios de investigación de grupo con la Dra. Estela Cuevas, la Dra. Leticia Nicolas Toledo, el Dr. Jorge Rodríguez Antolín, mi director de tesis, el Dr. Francisco Castelán, así como la misma Dra. Margarita Martínez Gómez. Recuerdo que aprendí sobre el uso correcto y la importancia de los términos anatómicos. Estas mismas batallas se trasladaban más tarde a los seminarios generales donde participaban otros investigadores del CTBC. Esa misma pasión con la que los he visto desarrollar las diferentes líneas de investigación, es la misma que hoy persigo.
Fue para mí un privilegio compartir con mis CTvecinos las actividades en el laboratorio, los viajes a talleres, conferencias, congresos, pero principalmente el curso de Bases Biológicas de la Conducta. Este curso fue de los mejores porque, además de compartir la investigación que se hace en el laboratorio, está diseñado para estudiantes. Los investigadores de alto perfil nacionales e internacionales se dieron cita año con año para explicar en términos sencillos la complejidad de sus estudios, mientras los estudiantes tuvimos la preferencia para hacer cuestionamientos durante la charla o las actividades socio-culturales. Este tipo de eventos me permitió entender la conducta a diferentes niveles, desde la biología molecular hasta los procesos evolutivos que influyen en la expresión de una conducta poblacional.
Por otra parte, quiero agradecer que me permitieran participar en los viajes a las comunidades de las faldas de la Malinche, donde se realizaban los talleres de los “Tesoros de la Malinche”. Además de las actividades que preparábamos, era enriquecedor conocer parte de su cultura, hacerla nuestra y sentirnos parte del mismo equipo. Por último, quiero agradecer al CTBC por proporcionar los espacios para generar el diálogo entre las diferentes áreas del conocimiento, desde la biología, la química, la evolución, la ecología hasta la psicología y las humanidades. En estos sitios aprendí el impacto de nuestra investigación en diferentes contextos, biológicos, culturales, sociales y humanistas. Felicidades a todos los que tienen la fortuna de pertenecer a la comunidad del CTBC, felicidades por estos 30 años de esfuerzo, trabajo y éxito. Los logros de nosotros, los que alguna vez fuimos estudiantes de posgrado, son logros compartidos, obtenidos gracias a los altos estándares con los que fuimos moldeados y que hasta el día de hoy permanecen en nuestra vida académica. ¡¡¡Enhorabuena!!!
Detalles del autor
- Nombre(s): Laura Guadalupe Hernández Aragón