Todo comienza durante mi formación como biólogo: en cuarto semestre cursé la materia de Morfofisiología con la excelente maestra Anabella Handal quien nos explicó el potencial de acción, el lenguaje eléctrico por el cual se comunican las neuronas, se hablan y, a su vez, el sistema nervioso controla al sistema muscular. Posteriormente, al finalizar el sexto semestre debíamos realizar una estancia fuera de la BUAP y el Dr. Ismael Ledesma Mateos (fundador de la Escuela de Biología) nos llevó a la ciudad de México, viajamos en el Metro y visitamos los diferentes laboratorios donde se realizaba investigación referente a nuestro campo. Pasamos por la UNAM, universidad en la cual algunos compañeros se fueron quedando, eligiendo algún área de su interés en diferentes institutos, los que quedamos nos dirigimos al CINVESTAV del IPN, llegamos al departamento de Fisiología, Biofísica y Neurosciencias e inmediatamente recordé mis clases tomadas. Llegamos al laboratorio del Dr. Julio Muñoz, ahí estaban haciendo experimentos en gatos, midiendo señales eléctricas en las patas y en médula espinal, me pareció tan interesante que decidí quedarme a hacer mi estancia en ese laboratorio. Estando ahí trabajé con el Dr. Rodolfo Cueva y, por primera vez, pude registrar y ver, en un osciloscopio, un potencial de acción en axones de un nervio periférico en la rata. Al término de mi estancia de tres meses, muy enriquecedora, regresé a mi escuela a continuar con mis estudios.
Para el siguiente año debía empezar con el servicio social, por ello busqué algún lugar cercano a donde vivía, me enteré que en Tlaxcala existía un centro de investigación donde realizaban estudios en animales: el CIRA, localizado en Panotla. En el mes de agosto me dirigí a esa localidad, subiendo el cerro, porque junto a la iglesia de la comunidad estaba el centro de investigación. Al llegar nos dirigimos (me llevé a un compañero de la escuela, Armando Montiel) a la primera puerta que estaba abierta, era el laboratorio de Fisiología de la Reproducción, nos recibió la Dra. Margarita Martínez Gómez y amablemente nos aceptó como prestadores de servicio social. Con unos cuantos meses de estar ahí, fuimos a Acapulco que sería sede del XX Congreso Nacional de Ciencias Fisiológicas. El Dr. Pablo Pacheco Cabrera era el presidente. En ese espacio conocí un mundo de presentaciones relacionadas a la fisiología; sin embargo, me interesaban las relacionadas a obtener señales eléctricas.
En abril de 1993, cargamos con todas las mesas, sillas y el poco equipo que había y nos fuimos a unas oficinas que pertenecían a Sanidad Animal, localizadas junto al recinto ferial de la ciudad de Tlaxcala y ese año se fundó el Centro de Investigaciones Fisiológicas (CIF). En las nuevas instalaciones trabajé con la entonces estudiante de maestría, Yolanda Cruz Gómez, y los datos sirvieron para mi tesis y así obtener mi grado de Biólogo. Para entonces, tenía que estudiar las vías del dolor, pero al final la comunicación era a través de señales eléctricas, de potenciales de acción.
En ese mismo periodo llegó a Tlaxcala el Dr. Ninomiya, quien trabajaba con el entonces estudiante de Maestría Miguel Carro sobre registros eléctricos y le ayudaba a manejar los aparatos (amplificadores, osciloscopio, estimuladores, etc). Con ese conocimiento inicié los estudios de la Maestría en Neuroetología en el Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana, localizado en Jalapa, Veracruz. Mi trabajo ya se enfocó a registrar los potenciales de acción del nervio genitofemoral y del músculo cremáster, cuyas motoneuronas se localizan en la médula espinal.
Desde ese año (1996) empecé ayudando a la Dra. Margarita con la clase de Metodología de la Investigación, impartida en la Licenciatura de Química Industrial del departamento de Ciencias Básicas Ingeniería y Tecnología (CBIyT) de la UATx. Ahí empecé mi experiencia como docente. En el año de 1998 ingresé a la UATx, impartiendo clases de Bioquímica en el departamento de Odontología, con la maestra Yolanda Cruz, ahora ya compañera.
Para abril de 1997 iniciamos otra vez la mudanza, ya con más equipo, conejos y ratas, para las instalaciones del edificio localizado en el campus rectoría, donde actualmente se ha ampliado. Para el año de 2001 se cambió el nombre a CTBC. En 2003 me fui a estudiar el doctorado al Instituto de Fisiología de la BUAP, mi proyecto fue sobre el registro de Potenciales en el dorso de la médula espinal y de raíces ventrales, además de registrar la conducta sexual de los conejos. Por ello, prácticamente todos los proyectos en los que participo y he participado han estado relacionados con las señales eléctricas del sistema nervioso y sistema muscular, hasta aquí interrumpimos.
Detalles del autor
- Nombre(s): Dr. René Zempoalteca Ramírez
Centro de Investigaciones Fisiológicas,
Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta